domingo, 24 de noviembre de 2013

DARIO DE REGOYOS II

apogeo...
El primer contacto de este artista con la pintura tuvo lugar en julio de 1879 en un viaje que realizó a Bruselas, dónde recibió clases del pintor belga Joseph Quinaux, de quien aprendió a pintar siguiendo a la naturaleza como modelo. Durante su estancia en la capital belga, Regoyos participó de la vida artística, integrándose primero en el grupo L´Essor, donde destacó por su antiacademicismo y antimercantilización, que se separó dando lugar al grupo Los XX. Esta asociación de artistas (formaban parte James Ensor, Rodin, Felicien Rops, Paul Signac, etc.) e intelectuales creó en 1881 la revista L´Art Moderne, portavoz a partir de 1883 del grupo.



En 1884 vino a vivir a España, pero con continuos viajes a Bélgica y Holanda. En 1888 viajó por la Península en compañía del poeta y crítico de arte Emile Verhaeren, quien escribió una serie de textos, Impresiones de un artista, para L´Art Moderne,textos que con las ilustraciones de Regoyos dieron lugar a España negra. El libro salió en 1899 e incluía 34 grabados de su mano dedicados a reflejar desde una mentalidad cercana a la de la Generación del 98 los aspectos más sórdidos de la España profunda, como también harían posteriormente sus amigos Solana y Zuloaga.


A partir de 1895 multiplica su asistencia a toda clase de certámenes de pintura, pero no le acompaña el éxito de crítica ni de ventas, por lo que estará continuamente limitado por la creciente dificultad de mantener a su familia.
En esta época, su amistad con el pintor Camille Pisarro le facilita el contacto con Durand-Ruel, que comenzó a comercializar su obra, aunque a muy bajo precio.
A partir de 1900 realiza numerosos viajes por España en los que plasma paisajes al aire libre que vendería a bajo precio.
En 1909 se traslada a vivir a Getxo, donde obtiene cierta clientela y recibe cuidados del médico Juan Antonio Gáldiz para tratar de recuperar su precaria salud.
En 1911 se traslada a Barcelona para aliviar su dolencia; se le ha desarrollado un cáncer de lengua. Allí pasaría los tres últimos años de su vida, los más amargos; no pudiendo hablar, escribe para hacerse comprender de los suyos.
Aun así, no dejó de pintar hasta el último instante, sirviéndose de sus numerosos cuadernos de notas para hacer revivir las grandes emociones que le sugería el recordar los paisajes que tanto amaba.
Tras un fallido tratamiento en Alemania, acompañado de su familia, muere en Barcelona, a los cincuenta y cinco años, el 29 de octubre  de 1913.
Su fallecimiento causó un hondo pesar entre sus numerosos amigos artistas, especialmente en Bélgica, donde la prestigiosa asociación La Libre Esthetique montó una exposición expresamente en su honor.

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